El desarrollo de la empresa, como lo conocemos hoy, nace muchísimo antes de la sociedad moderna. Los primeros seres humanos, dentro de su desarrollo evolutivo, dieron quizás el paso más relevante para lograr lo que hoy vemos como sociedad.
Con el paso del nomadismo al sedentarismo, se crearon las tareas, los roles y nació el principio colectivo de supervivencia. Esos primeros seres humanos tomaron un territorio para si, y dividieron su discurrir para crear una micro-sociedad que se caracterizaba porque cada uno tenía una función en beneficio de la colectividad.
…los primeros líderes dejaron de ser líderes de si mismos, para convertirse en cabeza de los demás (primus inter pares) bajo un concepto de liderazgo orientado al servicio.
En este proceso aparecieron los primeros agricultores, los primeros guardianes, los primeros profesores y, evidentemente los primeros líderes – que dejaron de ser líderes de si mismos –para convertirse en cabeza de los demás (primus inter pares) bajo un concepto de liderazgo orientado al servicio.
Es en esta raíz tan remota es donde encontramos lo que va a ser uno de los elementos preponderantes del futuro del trabajo, el cual más que vaticinio se nos impone hoy como realidad implacable.
LA REPARTICION DE ROLES Y EL FIN COMUN
El origen fundamental de esta manera de vivir no estaba concebido como lo que hoy conocemos como “empresa”. Se trataba mas bien de distinguir cada cosa para lo cual la persona era buena y darle un papel dentro de ese ecosistema para contribuir efectivamente para el mismo. Ese papel no se encontraba sujeto en ese momento a una construcción jerárquica sino, genuinamente, a aprovechar la capacidad especial o relativamente mejor que alguien para contribuir al beneficio de la colectividad.
Se crea en consecuencia, el fin común, que lejos de tener en esos momentos una dimensión de propósito, era mas bien una manera de administrar la necesidad de supervivencia en un entorno que se antojaba agreste y agresivo.
La concepción de que había un fin común – la supervivencia colectiva – implicaba entender, para el hombre primitivo, que la suma de las partes era de lejos superior al todo.
Por ello entendemos que antes que todo estuvo la persona, y como consecuencia de ella la organización y no al revés como se pretende hoy en día creer.
LA ECONOMIA COLABORATIVA EN EL TIEMPO
Si bien la base de la sociedad y la empresa se encuentran en esta transición hacia el sedentarismo, sin duda alguna la más importante raíz de la sociedad como hoy la conocemos, su estructura se fue trastocando.
Con el pronto aparecimiento de las guerras como consecuencia del interés de dominar más territorio, se dividen las personas ya no solo en roles sino en jerarquías. Esto implica que además del rol que alguien tiene, está ahora sujeto a un sistema de subordinación done ya no es la comunidad la que determina el bien común y lo que corresponde a cada uno, sino que ello corresponde al líder. Es en este fenómeno, y su desarrollo sociopolítico durante siglos, que entendemos hoy el origen del poder, de la prevalencia de los roles, del sometimiento y la subordinación y de las estructuras sociales que luego se repiten de manera sistémica en los modelos empresariales.
El desarrollo posterior de la sociedad primitiva, dio al traste en el tiempo con el modelo colaborativo del estado y de la empresa…
Si bien el origen del hombre es claramente colaborativo, su desarrollo concluyó en jerarquías que generaron los privilegios que conocemos hoy en día. Diría George Orwell en su metafórica novela “Animal Farm” que “todos los animales son iguales pero que algunos son mas iguales que otros”.
El desarrollo posterior de esta sociedad primitiva, hasta como lo conocemos hoy, dio al traste en el tiempo con el modelo colaborativo del estado y de la empresa, solo recogido de manera totalitaria en los imperios griegos, romanos, otomanos y orientales y degenerados de manera absurda en los regímenes socialistas y comunistas que de desplomaron por incongruentes y nocivos.
AGILE: EL RESURGIMIENTO DE LA COLABORACION
En aras de brevedad, damos un salto de milenos para llegar a lo que hoy conocemos como AGILE. Lo primero que impera es desmitificar que AGILE es una metodología como las muchas que han surgido en la historia.
No es comparable con los modelos de Kaizen, Calidad Total, Black Belt o los muchos sistemas que consultores y empresarios por igual han predicado. Poco o nada tiene que ver con el fácil sinónimo de velocidad o rapidez.
El modelo AGILE, en su manifesto, plantea de manera clara lo que hemos mencionado como esa realidad de épocas prehistóricas: la división de los roles, el reconocimiento de la especialización y por encima de todo el trabajo colaborativo donde cada individuo es lo que es, gracias a los demás. “Soy porque somos” diría el principio de la filosofía tribal africana conocida como Ubuntú.
Hoy por hoy, podemos encontrar en la axiología y principios de liderazgo de las grandes y medianas empresas la palabra “colaboración”. Se antoja como algo perdido por los silos y las estructuras, pero claramente necesario. Sin embargo, los modelos colaborativos no se encuentran plasmados en el diseño organizacional, sino que terminan siendo satélites o células creadas con el solo propósito de forzar esas relaciones colaborativas, pero sin renunciar a las cuotas de poder que imponen la jerarquía y estructura corporativa.
Hoy podemos encontrar en la axiología de las grandes y medianas empresas la palabra “colaboración”. Se antoja como algo perdido por los silos y las estructuras, pero claramente necesario…
Pero para nada es sombrío el panorama, por el contrario, es altamente esperanzador. El reconocimiento de la necesidad de fomentar y garantizar la colaboración es ya un principio del cual difícilmente podremos desprendernos y, por el contrario, estaremos encontrando maneras de promoverlo con la esperanza de que se logre una transversalidad organizacional que rompa los silos generados para proteger y especializar las tareas internas.
LA ECONOMIA COLABORATIVA: MAS ALLA DE LA EMPRESA
En su estudio sobre el emprendimiento en América Latina y el Caribe, el Banco Mundial empieza su estudio con un título implacable “Muchas empresas y poca innovación” (Banco Mundial, 2014). Compara la intensidad del emprendimiento frente a la dura dificultad de un crecimiento (hoy decrecimiento) pobre y no acumulado de los PIB de la región. De manera tajante señala que las empresas, aun las multinacionales, han dejado de ser la fuente principal de creación e innovación y que ella se ha trasladado al emprendimiento. En términos de Dave Ulrich, las empresas han optado cada vez más por generar innovación a través de la compra de ésta (BUY) que de la construcción de ella internamente (BUILD).
Si bien esto pareciera ser una crítica a las corporaciones es, por el contrario, un señalamiento positivo en el sentido en que no hemos renunciado a la innovación, sino que la misma se está dando en las células básicas del emprendimiento que no es otra cosa que realzar el valor de la economía colaborativa. Sin embargo, anota que una de las barreras más relevantes son los marcos legales que obligan a la formalidad para efectos de la financiación, algo en lo cual la región se ha quedado corta. El financiamiento, en su mayoría, proviene de fuentes extranjeras, que claramente ven el potencial no explotado del mercado en América Latina y el Caribe.
…el 2020 no creó nada nuevo, aceleró una serie de factores que contribuyen de manera muy significativa a la economía colaborativa.
Es importante destacar que el estudio citado, de 2014, naturalmente no estudia ni concibe el desplome económico del 2020 y la incapacidad consecuente de la empresa tradicional para ofrecer empleo e invertir en modelos innovadores por preferir – como corresponde – la supervivencia de ésta y la fuente de empleo.
Dicha crisis de 2020 no creó nada nuevo, pero aceleró una serie de factores técnicos, digitales y socioeconómicos que contribuyen de manera muy significativa a los principios de la economía colaborativa:
- La pérdida sistemática del empleo formal generó que la humanidad productiva no pudiera depender en la gran empresa sino en la explotación del talento individual a través de “tareas”. Este fenómeno ha sido denominado como el “Gig Economy”, un mercado laboral caracterizado ya no por el empleo de largo plazo sino por la prevalencia de contratos de duración específica o “free-lance”. Es un mercado sin barreras geográficas, altamente informal que permite a las empresas poder tener y pagar conocimientos, tareas y competencias a un precio sustancialmente más bajo.
- En adición a lo anterior, aparece la “Shared Economy” o economía compartida, donde este mercado laboral se asocia no en forma de empresa, sino mas bien como núcleos multidisciplinarios que les permiten acceso a las grandes empresas y ofrecer bienes y servicios únicos bajo modelos de asociación temporal y ad-hoc.
- Finalmente, en una estructura mas sofisticada, está el “Pooling Economy”, la real economía colaborativa o de grupo, que parte de una asociación menos efímera y mas estructurada donde hay un modelo de pares que se aproximan a un mercado en un modelo de “propiedad colectiva” que es por esencia dinámico y versátil y, en consecuencia altamente atractivo para el cliente.
Estas tres modalidades evolucionan la una de la otra, de mayor a menor sofisticación y valor agregado, pero de ninguna manera excluyentes.
CONDICIONES PARA LA VIABILIDAD DE LA ECONOMIA COLABORATIVA
Uno de los principales problemas de la economía colaborativa es que se da más por azar que por diseño (by chance not by choice). Si bien hay un mercado y definición clara del “Gig Economy” que trae sus propios canales, no existe un real consolidador que permita que la colaboración se de más allá de un círculo conocido.
…lo informal, la inexistencia de un ente aglutinador, y la precariedad de mecanismos legales de asociación temporal, son retos significativos para esta economía creciente…
No existe acceso formal de las empresas a estos esquemas de colaboración porque no se ha creado de manera efectiva un mercado aglutinador que es condición necesaria para llevar a cabo tareas mas complejas que las que puede hacer un individuo. En su más básica expresión, hay modelos de corretaje donde una persona presenta a otra, pero el corredor se queda por fuera de la cadena de valor y queda excluido del valor agregado.
Por otra parte, la economía colaborativa se ve limitada por razones fiscales y legales, al caer inevitablemente en una economía que tiende a ser informal por la carencia de figuras que permitan dar existencia jurídica a estas asociaciones, en esencia temporales.
Estos tres elementos, lo azaroso, la inexistencia de un mercado o ente aglutinador, y la precariedad de los mecanismos legales de asociación temporal, presentan retos significativos para una economía creciente, cuyo valor agregado presenta opciones realmente competitivas en precio y calidad frente a los antiguos modelos de consultoría o empresas de producción que se ven ahogadas por los costos fijos frente a una economía errática.
¿CUAL ES EL RETO?
- El primero de todos radica en el individuo. No estamos formados naturalmente para la colaboración e igualdad de roles fuera de una estructura económica y jerárquica. La colaboración implica renunciar al ego y al poder y entregarse de manera plena al protagonismo colectivo. Caer en la trampa de los grupos musicales, donde uno de los cantantes se vuelve solista es se antoja con facilidad.
- Construir mecanismos de aglutinación. La colaboración es muy difícil sin un objetivo común que una a la gente alrededor de un propósito, y en esta economía son dinámicos. Implica un principio de solidaridad – humildad quizás – que permita crear alianzas que se conviertan en una verdadera red. Hoy por hoy estos mecanismos no existen.
- Crear un mercado, una plaza de mercado quizás, donde se puedan combinar lo azaroso, la inexistencia de un mercado o ente aglutinador, y la carencia de mecanismos legales de asociación temporal, presentan retos significativos para una economía creciente, y oferta de manera accesible, inmediata y rápida. En estos modelos los esquemas de colaboración están destinados a prevalecer sobre el individualismo a través del principio de valor agregado.
- Una estructura legal y fiscal que promueva y permita la flexibilidad de este modelo, informal para la ley, pero natural para la humanidad.
EL AVANCE ESTÁ EN EL RETROCESO
Frente a varios temas, he planteado que la solución para los problemas actuales es la aplicación de esquemas regresivos. En este caso, volver a los principios bajo los cuales el ser humano creó la empresa: una necesidad de asociación para crear algo más grande que la suma de los individuos.